
ESPASION
CRONICAS DE UNA MUERTE ANUNCIADA.

CRONICAS DE UNA MUERTE ANUNCIADA, AUTOR: GABRIEL GARCIA MARQUEZ.
Crónica de una muerte anunciada es una rara historia de amor que existo entre Bayardo San Román y Ángela Vicario además del pobre Santiago Nasar,(cabeza de turco ).La historia ocurre en un pueblo llamado Manaure.
Santiago Nasar un joven de 21 años, hijo del árabe Ibrahim Nasar y de Plácida Linero. Tras una noche de juerga que se había prolongado para festejar el matrimonio de Bayardo San Román y Ángela Vicario, Santiago Nasar fue al puerto a recibir al obispo.
Ángela Vicario, a quien hasta entonces "No se le había conocido ningún novio... y había crecido junto con sus hermanas , fue obligada por su padre y hermanos a casarse con Bayardo San Román, un hombre llegado a la ciudad el año anterior y al que ella apenas había visto. Bayardo era hijo de Petronio San Román, "héroe de las guerras civilesy una gloria del régimen conservador por haber puesto en fuga al coronel Aureliano Buendía" .
Por la madrugada, apenas terminados los festejos de la boda, Bayardo devuelve a Ángela Vicario a la familia, porque al ir a consumar el matrimonio descubre que la novia no es virgen. Obligada por los suyos a confesar quién la ha deshonrado, Ángela da el nombre de Santiago Nasar.
Los hermanos Vicario cogen de inmediato sus cuchillos de destripar cerdos y salen en busca de Santiago, para vengar la deshonrra de su hermana.Pero en realidad ellos no deseaban vengarse acudieon donde sabian que Santiago no estaria y diciendo a todo el mundo que van a matarle, intentan propiciar la fuga de Santiago o su propia detención; en ambos casos habrían cumplido con su deber. "La realidad parecía ser que los hermanos Vicario no hicieron nada de lo que convenía para matar a Santiago de inmediato y sin espectáculo público, sino que hicieron mucho más de lo que era imaginable para que alguien les impidiera matarlo.
A decir verdad, "nunca hubo una muerte más anunciada". Incluso intodujeron un papel por debajo de la puerta en la casa de la víctima; un papel que nadie vio, o no quiso ver, hasta después de acaecidos los hechos. Santiago, que siempre entraba y salía de su casa por la puerta trasera, lo hizo ese día por la principal, donde los hermanos Vicario, que sabían como todo el mundo que nunca la usaba, le estaban esperando para que todos les vieran. La puerta seguía todavía abierta cuando Santiago, avisado desde un balcón de que los Vicario se acercaban para matarle, buscó refugio en la casa; pero en el último momento, creyendo que ya había entrado y los Vicario no tuvieron más remedio que hincar sus cuchillos en el asombrado Santiago.
A la víctima sólo le quedaron fuerzas para arrastrarse, y morir. Muchas cosas quedan sin aclarar; entre ellas, si es verdad que había sido Santiago quien deshonró a Ángela, cosa que ella siempre afirmó, pero sin demasiada convicción.
Desde el momento en que Bayardo San Román la devolvió a los suyos, Ángela Vicario, que se había casado con él sin estar enamorada, sintió que "estaba en su vida para siempre". Mucho tiempo después vio a Bayardo San Román en un hotel de Riohacha y, sin poder resistirlo, le escribió una carta "en la cual le contaba que le había visto salir del hotel, y que le habría gustado que él la hubiera visto".
A pesar de que no obtiene respuesta, Ángela le sigue escribiendo, primero una carta al mes, y despues una por semana, durante media vida. Finalmente, Bayardo San Román regresa junto a ella: "Llevando la maleta de la ropa para quedarse, y otra maleta igual con casi dos mil cartas que ella le había escrito... ordenadas por sus fechas, en paquetes cosidos con cintas de colores y todas sin abrir".
Crónica de una muerte anunciada es una novela rápida, que sigue paso a paso, cronométricamente, los sucesos, con una gran riqueza .Sobresaliendo especialmente por su perfección constructiva: el libro mantiene durante toda la novela en vilo al lector apesar de anunciar la muerte de Nasar en el comienzao de la novela; sólo en el último capítulo se llega a comprender el cúmulo de fatales circunstancias que condujo a un crimen tan fácilmente evitable y que nadie deseaba.